PRÉSTAMOS “GOTA A GOTA”, EL DELITO PERMITIDO EN HIDALGO

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PRÉSTAMOS “GOTA A GOTA”, EL DELITO PERMITIDO EN HIDALGO

* Sudamericanos aprovechan los vacíos legales para prestar dinero con altas tasas de interés y sembrar el terror entre quienes se retrasan en los pagos

Por: Carlos Trujillo

Un misterioso motociclista se estaciona frente a la cocina económica en un barrio alto de Pachuca, apaga la unidad, desciende, se acomoda la “cangurera” y camina unos pasos para entrar al establecimiento.
La dueña del negocio ya lo espera para entregarle el pago del día: 180 pesos. Le pidió prestados tres mil y debe saldar la deuda en 20 días, con un interés de 20%.
En los préstamos “gota a gota” no existe posibilidad de ampliar el plazo. El dinero debe pagarse en el tiempo acordado. De lo contrario hay que atenerse a las consecuencias: acoso, amenazas, extorsión y violencia psicológica, hasta llegar a las agresiones físicas.
“Yo nunca he tenido problemas porque siempre he pagado”, comenta la propietaria del comedor. “Pero dicen que si te atrasas en los pagos… ahí sí ya es otra cosa”.
En la cocina económica otra mujer ya espera al prestamista de acento colombiano, imposible de identificar pues oculta su rostro entre el casco y el cubrebocas.
A la señora le urge dinero y no duda mucho para engancharse. “¿Qué necesita (para hacerle el préstamo)?”, pregunta la mujer al sujeto. “Madre, yo necesito el compromiso nada más, que me pague todos los días, con la credencial nomás”, responde él.
Convencida de la “buena voluntad” del hombre le propone hacer el trato ahí mismo, pero el extranjero se niega a formalizar el trato en el momento. “Váyase a su domicilio y llegando me manda su ubicación”, le instruye. Enseguida le da su número telefónico: 771-404-63XX. En cuestión de minutos el negocio está pactado.
Según la legislación actual, los préstamos “gota a gota” no encuadran en un tipo penal específico porque constituyen un delito como tal; solo son un trato entre dos personas donde una acepta recibir dinero a cambio de realizar pagos diarios durante 20 días con una tasa de interés de 20%.
El conflicto empieza cuando el cliente se retrasa en los pagos, pues además de que los intereses suben día con día (lo que muchas veces hace que las deudas se vuelvan impagables), en caso de incumplimiento viene el acoso, la extorsión, las amenazas y el terror psicológico contra los deudores; incluso se han conocido casos donde los prestamistas recurren a los daños patrimoniales y las agresiones físicas.
La magnitud del problema en Hidalgo se desconoce debido a que la Procuraduría de Justicia (PGJEH) clasifica de manera general los delitos, sin tomar en cuenta sus causas. Si derivado de un préstamo “gota a gota” se configura una amenaza, el que queda registrado en las estadísticas solo es este último delito.
En medio de este vacío legal, donde los préstamos “gota a gota” son permitidos o al menos tolerados por las autoridades, la esperanza es el Congreso local. En vez de perder el tiempo en temas superfluos, los diputados deberían legislar para poner un alto a estas prácticas criminales y hacer valer aquello de “primero el pueblo”.

Carlos Trujillo
junio 10, 2025
CDMX